Son las 9 de la noche, llevo conduciendo 1 hora, y ha oscurecido. Va siendo hora que me deshaga de este coche porque no acaba de ser el idóneo para intentar despistar a nadie. Mi intención es parar en el primer motel de carretera, bar, o lo que sea, que disponga de una zona de aparcamiento donde meter un cambiazo... antes lo pienso y antes aparece.
A la derecha, un cartel luminoso de color verde y parpadeante, anuncia el motel "Road". A medida que me acerco, veo que su aspecto no puede favorecerme más. De las cuatro farolas que tiene la zona de aparcamiento sólo funciona una y el resto, en el mejor de los casos, estan fundidas. La oscuridad me facilitará mucho la tarea de cambiar de coche porque cuesta diferenciar si hay alguien entre los vehículos. Reduzco la velocidad y apago las luces del Mustang para intentar pasar desapercibido. Dejo el coche al lado de una de las farolas en peor estado. Los pocos chicos de la zona la han utilizado de diana para afinar su puntería. Permanezco en el interior del coche durante unos segundos observando el lugar y veo que al otro lado de la carretera hay un bar-restaurante que parece ser parada de todos los camioneros. En el exterior, seis o siete camiones esperando a que sus dueños acaben de cenar y de tomarse la cerveza antes de continuar su camino. En ese momento llega una camioneta vieja y pequeña que tapa su carga con unas mantas. Aparca entre dos grandes camiones y apaga las luces. El conductor, de unos 65 años se dirige al interior del restaurante y se sienta en una de las mesas.
Esa camioneta me gusta, pero en esta ocasión no la robaré. Voy hacía el otro lado de la carretera en dirección a la camioneta, ayudándome de los grandes camiones y de las sombras para no ser visto. Al llegar desato las cuerdas que sujetan las mantas.
- Sacos de patatas. ¡Perfecto! -
Empujo algunos sacos para hacerme sitio y evitar que destaque mi cuerpo al taparme. Coloco la bolsa con el dinero del Restaurante, la
- ¡Vaya, vaya, mirar que motos destacan sobre las demás!-
Dos Harley-Davidsons gemelas. El deposito, color negro, refleja la única bombilla superviviente, un gran faro redondo, dos retrovisores, asiento de cuero y cuatro tubos de escape. Mucha gente pagaría una pasta por subirse a una moto como esta. Justo antes de agarrarla me detengo...un problema... tiene unas barras antirrobo grandes como mi brazo y no hace falta que os diga que no llevo ningún soplete, ni cizalla con la que pueda cortarlas. Una lástima porque le hubiera dado un buen susto a su dueño. No me queda otro remedio que coger la moto que se encuentra a su derecha. Esta no tiene ningún tipo de cadena antirrobo y entenderéis enseguida porque su dueño prescinde de ellas. Las ruedas son tres veces más delgadas que la Harley, la anchura del depósito hace 4 veces menos que el de su compañera, el faro roto, el tubo de escape agujereado, el color desgastado y un asiento del que empiezan a asomarse trozos de espuma.
Arranco el único retrovisor que tiene y lo tiro al suelo. Empiezo a empujar la moto en dirección a la parte trasera del motel. Ahora que esta el retrovisor en el suelo y el mustang en el aparcamiento es hora de esconderla.
En la parte trasera del motel hay los restos de dos coches de los que queda la carrocería y poca cosa más. Están colocados sobre montículos de ladrillos, sin ruedas, ni cristales, ni asientos, ni puertas, ni volante... A poca distancia, unas cuantas cajas de madera mal amontonadas y un gran montón de bolsas de basura. Acerco la moto y la tumbo en el suelo. La rodeo con las cajas de madera y empiezo a amontonar todas las bolsas de basura hasta que queda completamente tapada. Después del esfuerzo, el dolor en las costillas vuelve y me recuerda la poca agilidad que tuve en el restaurante. Si me lo hubieran explicado todo antes de venir, me hubiera apuntado al gimnasio.
Me vuelvo hacia la camioneta y veo el dueño que continúa sentado, con los cubiertos en la mano y una jarra de cerveza sobre la mesa, así que subo a la parte trasera y me tapo con las mantas.
Esperaba ganar algo de tiempo mientras buscaban un hombre en motocicleta. Al menos a la policía porque ellos no saben que nunca he montado en moto.