EL BOTE

Enhorabuena a todos los náufragos rescatados de la inmensidad del océano por este pequeño bote. Estaréis sorprendidos de haber sido rescatados sin haber naufragado con anterioridad, pero yo os sacaré de dudas como de la deriva en la que os encontráis. Pretendemos protegernos con salvavidas desconociendo que si el mar decide acabar con nosotros, no tendremos ninguna opción de salvarnos. Remamos hacia una dirección y fijamos nuestra mirada en el horizonte, allí donde el mar se une con el cielo. Olvidamos que el océano, en cualquiera de sus caprichos, puede acabar con nuestra embarcación y convertirnos en náufragos ahogados. Y en el mejor de los casos llegaremos hasta el horizonte y presenciaremos incrédulos que tras él no hay más que otro horizonte. Así pues la salvación no es llegar hasta él sino remar sabiendo que siempre encontraremos otro.