Os preguntareis como he podido llegar a esta situación límite, viéndome "obligado" a robar un bar de carretera y huyendo con un Mustang rojo. He de decir que nunca he cometido ningún delito, bueno, nunca antes de robar este Mustang del 67 que ahora conduzco y del atraco al bar de carretera del que he salido algo precipitado sin pagar la cuenta.
Dejémonos de rodeos y vayamos al grano, situémonos 3 días atrás...
Me encontraba en el interior de un taxi de color blanco. Se detuvo frente a uno de los mejores hoteles de Las Vegas. Incliné ligeramente la cabeza e intenté alcanzar con la vista las últimas plantas del hotel, pero me fue imposible. "The Mirage", era su nombre. El aspecto era magnífico, los destellos del sol se reflejaban de ventana en ventana como si compitieran entre ellas. Al bajar del taxi, avancé con pasos cortos hacia la entrada, algo inseguro, como si fuese a estorbar en aquel lugar. Era totalmente de cristal, la puerta, con bordes dorados que brillaban tanto o más que la fachada. No me atreví a tocarla con las manos y dejar mis huellas, así que opté por ayudarme del antebrazo. Una vez dentro me dirigí hasta recepción.
- Buenos días! Bienvenido al Hotel "The Mirage". ¿Su nombre por favor?-
- Mmmm... Peak... señor... Peak.- Evidentemente utilicé un nombre falso.
-Sí, aquí tengo su reserva. Su habitación es la 318. Enseguida le subirán las maletas, esperamos que se divierta durante su estancia en "The Mirage"-
-Gracias, yo también lo espero.-
Mientras, me acerqué al casino del hotel. Os podéis imaginar lo que encontré al entrar en el casino. Cientos de máquinas tragaperras, una al lado de la otra, creando pasillos interminables, llenas de luces parpadeando, al tiempo que pitaban y anunciaban sus premios. Podías encontrarlas de todos los tamaños y temáticas, colores y sonidos, todas relucientes y en formación. En el suelo, una alfombra de un color cobre y estampados a juego con el decorado del techo. Columnas de mármol color rojizo y bordes dorados, los mismos que rodeaban las mesas brillando como si de oro puro se tratase. De fondo el continuo ruido de la multitud de personas yendo de un lugar a otro, pidiendo cartas, animando al nervioso que lanzaba los dados, al afortunado que recogía las fichas... de fondo el hilo musical, que apenas podías intuir.
Impresionado después de mis primeros pasos en el Casino, y digo primeros porque fueron cuatro pasos exactamente, me dirigí a mi habitación a deshacer las maletas y a disfrutar de mi semana de vacaciones.
La habitación era más bien pequeña con unas cortinas rosadas que reducían la intensidad de la luz exterior, dos pequeñas mesas de noche a cada lado de la cama con idénticas lamparitas. En frente de la cama y colgada de la pared, una enorme pantalla plana... no me importaba mucho, no había venido por el hotel.
Dejémonos de rodeos y vayamos al grano, situémonos 3 días atrás...
Me encontraba en el interior de un taxi de color blanco. Se detuvo frente a uno de los mejores hoteles de Las Vegas. Incliné ligeramente la cabeza e intenté alcanzar con la vista las últimas plantas del hotel, pero me fue imposible. "The Mirage", era su nombre. El aspecto era magnífico, los destellos del sol se reflejaban de ventana en ventana como si compitieran entre ellas. Al bajar del taxi, avancé con pasos cortos hacia la entrada, algo inseguro, como si fuese a estorbar en aquel lugar. Era totalmente de cristal, la puerta, con bordes dorados que brillaban tanto o más que la fachada. No me atreví a tocarla con las manos y dejar mis huellas, así que opté por ayudarme del antebrazo. Una vez dentro me dirigí hasta recepción.
- Buenos días! Bienvenido al Hotel "The Mirage". ¿Su nombre por favor?-
- Mmmm... Peak... señor... Peak.- Evidentemente utilicé un nombre falso.
-Sí, aquí tengo su reserva. Su habitación es la 318. Enseguida le subirán las maletas, esperamos que se divierta durante su estancia en "The Mirage"-
-Gracias, yo también lo espero.-
Mientras, me acerqué al casino del hotel. Os podéis imaginar lo que encontré al entrar en el casino. Cientos de máquinas tragaperras, una al lado de la otra, creando pasillos interminables, llenas de luces parpadeando, al tiempo que pitaban y anunciaban sus premios. Podías encontrarlas de todos los tamaños y temáticas, colores y sonidos, todas relucientes y en formación. En el suelo, una alfombra de un color cobre y estampados a juego con el decorado del techo. Columnas de mármol color rojizo y bordes dorados, los mismos que rodeaban las mesas brillando como si de oro puro se tratase. De fondo el continuo ruido de la multitud de personas yendo de un lugar a otro, pidiendo cartas, animando al nervioso que lanzaba los dados, al afortunado que recogía las fichas... de fondo el hilo musical, que apenas podías intuir.
Impresionado después de mis primeros pasos en el Casino, y digo primeros porque fueron cuatro pasos exactamente, me dirigí a mi habitación a deshacer las maletas y a disfrutar de mi semana de vacaciones.
La habitación era más bien pequeña con unas cortinas rosadas que reducían la intensidad de la luz exterior, dos pequeñas mesas de noche a cada lado de la cama con idénticas lamparitas. En frente de la cama y colgada de la pared, una enorme pantalla plana... no me importaba mucho, no había venido por el hotel.
2 comentarios:
¡Por fin!Después del primer capítulo (4º día) trepidante, un poco de calma.
Me gusta el contraste entre la velocidad y la acción del primero y la pausa y la descripción de este segundo.
Me encantan:
-La imagen del cliente del taxi mirando las alturas del hotel
-El empujón a la puerta con el antebrazo para no dejar huella
-La descripción del casino
-El final "no había venido por el hotel"
-El misterio que rezuma en cada frase.
-El formato: definitivamente un éxito. Al principio parece que te hayas propuesto cerrar algunas puertas y dar algunas explicaciones. Pero engañas al lector, puesto que acabas abriendo más incógnitas de las que cierras y las que parecían que ibas a resolver las esquivas.
-Manejas el tiempo verbal con soltura y no se hace nada raro la narración e presente explicando el pasado. Queda muy natural y muy creíble.
Pero... (ya sabes, la dichosa promesa de sinceridad...)
-Creo que chirría la frase "impresionado después de mis primeros pasos en el casino...", puesto que no se sabe por qué sólo da cuatro pasos ni qué es lo que le impresiona. La descripción anterior es muy neutra y no parece que esté describiendo una cosa que lo sobrecoja o le fascine. De hecho, la imagen que he tenido cuando dices que entra en el casino "os podéis imaginar lo que encontré", es de un jugador habitual que ya sabe lo que se encontrará.
-También creo que no deberías poner que se dirige a la habitación (...) "a disfrutar de mi semana de vacaciones" puesto que sube ahora a deshacer la maleta pero no sube ahora para estar una semana.
-Creo que podrías describir su habitación fijándote en algun detalle original. Opino que el lector ya recurre por sí mismo, cuando imagina la habitación de un hotel, a ubicar en ella las mesillas de noche y las lámparas idénticas. Dale una imagen distinta, que se fije en algún detalle que pase a ser importante y representativo de la habitación. Aunque no menciones las mesillas, éstas están, puedes estar convencido, en la representación imaginaria que el lector se hace de dicha habitación.
-Haces una suposición que en primera persona me suena un poco extraña: "como si fuera a estorbar en ese lugar" puesto que si es uno mismo el que narra, uno ya sabe por qué razón anda con pasitos cortos, uno no se interpreta a sí mismo (en el sentido de busacar una explicación a la forma de andar) de las misma manera que no dirías "yo cantaba flojo como si no quisiera que me oyeran": si lo cuentas es porque sabes lo que haces y deberías saber por qué. (sabes si querías o no que te oyeran). Con tu escrito me doy cuenta que la narración en primera persona es muy compleja puesto que te obliga a ser tremendamente riguroso con la psicología del prota, que pasa a ser la tuya propia (o viceversa).
Ahora disparo:¿De donde viene?¿Es un jugador?¿Planea alguna cosa?¿Emocionalmente, como está?¿Debe reunirse con alguien? Si duda ha ido al hotel a hacer algo importante, algo esperado, pueso que sinó no estaría nervioso, porque ¿está nervioso, no? ¿O lo tiene todo controlado?
Este capítulo no ha saciado mi curiosidad. Quiero más. Y quiero respuestas.
Y ahora, respecto del Diario de Patricia" me gustaría....
Un beso compañero.
¡Eres un machote! Después de un trepidante y agotador fin de semana en Madrid, has encontrado el tiempo y las ganas de publicar en el blog. Yo no voy a ser tan minuciosa en el análisis como Ignasi, pero sí corroborar algunas cosas que él ha dicho con las que estoy deacuerdo.
Me gusta el contraste del frenético primer capítulo, lleno de acción y movimiento, tensión, nervios y todo en un breve espacio de tiempo, con el tranquilo segundo capítulo, descriptivo, pausado, y con la medida justa para decir muchas cosas sin decir demasiadas. Al final, tienes ganas de saber más... sobretodo después de la frase... "no he venido por el hotel"... es matadora!!!! Y para qué ha venido????Queremos saber!!!!!
Me ha gustado mucho la descripción del Casino, como dice Leila, parece una película americana,y aunque no he estado en un Casino americano, me hacía pensar en la banda de Ocean's...
Ignacio, si la semana que viene vas a publicar algo sobre el Diario de Patricia, casi prefiero otro capítulo de Xavi... ;)
Espero que ya tengas el capítulo 3, estoy impaciente!!!!
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